Tlazoltéotl
–Ixcuina: “La Gran Flechadora”.
Análisis
etimológico de su denominación huaxteca.
RESUMEN
El presente trabajo analiza desde el
punto de vista lingüístico el término Ixcuina, perteneciente al idioma
huaxteco. Aborda las interpretaciones que diversos cronistas e investigadores
han propuesto en torno a su traducción y, con base en la gramática de esa
lengua, fuentes etnohistóricas y materiales arqueológicos provenientes de la
Huaxteca, se ofrece una nueva hipótesis sobre el significado del vocablo Ixcuiname.[1]
1. Introducción
A principios del siglo XVI, la diosa Tlazoltéotl
figuraba entre la multitud de deidades que veneraban los pueblos indígenas del
México central. De todos los cronistas coloniales, Fray Bernardino de Sahagún
nos legó el más amplio registro de esta mujer sagrada - cuyo nombre en náhuatl
literalmente se traduce como “Diosa de la Basura”-, a la que denominó “Diosa de
las cosas carnales”, “otra Venus”, ya que su jurisdicción divina comprendía
todos y cada uno de los aspectos relativos a la sexualidad. (Sahagún 1982,
Lib.I, Cap. XII: 36-38)
Sahagún refirió otros dos nombres con
los que también se reconocía a Tlazoltéotl: uno de ellos era Ixcuina,
advocación que le correspondía, según el padre franciscano, por estar
conformada por cuatro hermanas: Tiacapan, “la primogénita o hermana
mayor”; Teicu, “la segunda o hermana menor”; Tlaco, “la de en
medio” y Xucotzin, “la menor de todas”.
En su forma colectiva estas cuatro
mujeres recibían el nombre de Ixcuiname y, al igual que Tlazoltéotl,
sus atributos quedaban relacionados con el deseo sexual.
El tercer nombre con que se
identificaba a Tlazoltéotl era Tlaelcuani que se traduce como
“Comedora de Inmundicias”, en la medida que si bien la deidad provocaba las
apetencias pecaminosas de la carne, tenía al mismo tiempo el don de perdonar
las infracciones a la conducta sexual sancionada.
Tanto los vocablos Tlazoltéotl
como Tlaelcuani, son de origen náhuatl, pero el término Ixcuina ha
sido objeto de diversas interpretaciones ya que la etimología de la voz no
concuerda con el idioma de los pueblos nahuas. Por considerar que su traducción
reviste gran interés para el conocimiento del significado de dicha diosa,
enfocaré este estudio a su denominación huaxteca.
2. Ixcuina e Ixcuiname. Diversas interpretaciones sobre su etimología
Como se vio en líneas anteriores,
Sahagún aseveró que Ixcuina es una denominación que se debía al carácter
cuádruple de la deidad ya que se desdoblaba en cuatro mujeres –hermanas- de
distintas edades.
Pero por otra parte, el propio fraile
advierte que Ixcuina era un término también equivalente al “nombre de un
animal como lobo”, (1982, Lib.I, Confutación: 62). No obstante, en el apartado De
los animales como zorros, lobos y otros animales semejantes de su Historia
General, el franciscano no menciona ninguna de aquellas especies con el
nombre de Ixcuina o Ixcuiname.
Por otro lado, el intérprete del Códice
Telleriano-Remensis (1964. Lam. XX: 216) afirma que “Ixcuina quiere
decir diosa desvergonzada y de dos caras”. José Corona Núñez, comentarista y
editor del Códice mencionado, refiere que “Ixcuina parece significar la
que tiene cuatro caras pues… tenía cuatro distintas advocaciones representadas
por cuatro hermanas” (Ibíd.)
El historiador Rafael Tena (1993:79),
define Ixcuiname como “Las que toman varios rostros”. Estableció lo
anterior, partiendo del siguiente razonamiento etimológico: la partícula ix
deriva de ixtli, “cara” o “rostro”. Cui significa “tomar” que
conjugado en participio activo adquiere la forma de cuini; por último,
el sufijo -me es un pluralizador del idioma náhuatl. La voz sería Ixcuinime,
pero en opinión de Tena, sufriría modificación vocálica o lingüística, quedando
el vocablo como Ixcuiname (Comunicación personal).
Aún cuando las interpretaciones
arriba mencionadas son plausibles, es menester señalar que la voz Ixcuina no
guarda correspondencia con la lengua náhuatl. Así lo señala Ángel María Garibay
en su Vocabulario al asignarle a la palabra una etimología incierta. Por
ello, el autor especula que probablemente el término significa “cuatrifásica”,
en clara alusión al texto de Sahagún donde se especifica la naturaleza
cuádruple de la diosa (Ver Sahagún 1982, Vocabulario: 932)
De igual manera, Thelma Sullivan
(1982:12-13) observó que Ixcuina no tiene raíces nahuas por lo cual
concluyó que la voz debía ser un “préstamo” de otra lengua, concretamente de la
huaxteca. Fundamentó su apreciación en el hecho de que las imágenes
pictográficas de diversos códices, los del Grupo Borgia, por ejemplo,
muestran a Tlazoltéotl-Ixcuina ataviada con una banda de algodón y dos
husos en el tocado, mismos que le confieren un carácter de diosa del hilado y
del tejido.
Estos elementos, infirió Sullivan,
podrían ser un glifo indicativo de su nombre; por tanto posiblemente la deidad
estaría relacionada a una importante región cultivadora de algodón y en donde
existieron hábiles artesanos que trabajaron esta fibra en época prehispánica:
la Huaxteca.
En idioma huaxteco, refiere la
autora, el prefijo ix equivale a “mujer” o “señora”, en tanto que cuinim
significa, basada en el Vocabulario huasteco de Larsen (1955),
“algodón”. Ixcuina, entonces, puede traducirse como “Señora del Algodón”
o “Diosa del Algodón”.
Asimismo, la investigadora determinó
que Ixcuiname podría ser la nahuatlización del término huaxteco ya que,
como quedó dicho, el sufijo -me es un pluralizador de sustantivos en lengua
náhuatl. Evidentemente, la pluralización del vocablo Ixcuina por parte
de los pueblos nahuas, tendría relación directa con el simbolismo cuatriforme
de la diosa.
Sullivan enfatiza que estableció su
traducción sin tener conocimiento que Walter Lehmann había llegado exactamente
a la misma conclusión en un trabajo de finales de los años treinta del siglo
XX. Menciona que fue Henry B. Nicholson quien llamó su atención sobre el tema.
Al respecto, es necesario destacar
que Lehmann coligió que Ixcuina debía ser un término huaxteco ya que su
texto es una traducción alemana del Códice Chimalpopoca, el cual asienta
que las diosas Ixcuiname llegaron a Tula procedentes de la Huaxteca. (Lehmann,
1938:101)
No obstante, y todo parece indicar
que Sullivan también lo desconocía, la traducción de Ixcuina como
“Señora del Algodón” se remonta años más atrás. En efecto, ya desde 1933,
Hermann Beyer había hecho referencia de que Walter Staub, en un texto que data
de 1924 [2],
y el propio Lehmann (Beyer no cita la fuente), habían definido el vocablo Ixcuina
como “La Señora del Algodón” (Beyer, 1969: 492 y 494) [3]
Beyer confuta la traducción anterior
puesto que la palabra ix es “señora” o “patrona”, pero en lengua maya,
mientras que el término correspondiente en huaxteco es uxum (Beyer 1969,
nota 6: 494). Sobre este punto volveré más adelante.
Por otro lado, el investigador
francés Jacques Soustelle, aseveraba desde 1939 que Ixcuiname no parecía
una voz azteca:
Quizá pertenezca a la lengua de los huastecos del este de México, lengua
emparentada con la familia maya; al parecer ix-cuynin quiere decir
“algodón”. En efecto, Tlazoltéotl y sus cuatro “reflejos” siempre llevan
la cabeza ceñida por una banda de algodón en bruto en que están colocados unos
husos. (Soustelle, 1982: 123) [4]
Se observa que el autor no apoyó su
traducción en las de Staub y Lehmann, ya que no define el vocablo como “Señora
del Algodón” sino simplemente como “algodón”. Independientemente de las
vicisitudes cronológicas en torno al desciframiento del término Ixcuina,
lo importante aquí es destacar la gran coincidencia de que diversos estudiosos,
por separado y por distintas vías, hayan advertido que el contenido etimológico
del nombre de la diosa tenía raíces huaxtecas.
3. Ixcuina ¿Señora del
algodón?
Ahora bien, comparto la opinión de
Beyer en lo relativo a que ix no significa “señora” o “mujer” en idioma
huaxteco. De acuerdo al Vocabulario en lengua huaxteca de Carlos Tapia Zenteno
(1767:74), el término equivalente a “mujer” es, tal y como lo afirma Beyer, uxum,
en tanto que la voz correspondiente a “señora”, (madre de familia), es uxum
tzalle.
De igual forma, Ramón Larsen (1955:
130 y 168), traduce uxum como “dama” o “mujer” y mimlab como
“señora” (madre de familia). Resulta entonces cuestionable la traducción que más
atrás se ha referido sobre la palabra Ixcuina.
En efecto, en huaxteco ix no
se utiliza como apócope de uxum. De hecho, ux es el morfema
radical o raíz que sirve para construir palabras relativas a la mujer, tales
como uxquae “vieja”, y uxquaetalab “vejez de mujer”. (Tapia
Zenteno 1985: 128).
Quizá uxum sufra
transformaciones fonéticas como en el caso del vocablo oxomoco que, en
opinión de Tena, deriva de uxum (oxom) y de ocox (oco),
que significa “primero”. La traducción sería “primera mujer” (comunicación
personal). Se observa que la raíz ux se modifica en ox, no así en
ix.
Interpretando a Tapia Zenteno
(1767:15), uxum puede ser sustituido por ixal “esposa”, siempre y
cuando en la construcción gramatical la palabra “mujer” venga precedida de los
semipronombres posesivos “mi”, “tu” o “su”, que en huaxteco son u, a o
ana e in, respectivamente. Así pues, “mi mujer” se traduce uixal;
“tu mujer” aixal o anaixal y “su mujer” inixal.[5]
El término ixal –vocablo que
se aproxima más al prefijo ix de Ixcuina -, también se utiliza
para referir a la mujer; pero a la mujer “propia”, o en sentido estricto a la
“esposa”, De esa manera, en caso de que ix fuera la raíz de ixal,
la traducción de Ixcuina sería “esposa del algodón, que bajo mi óptica,
carece de sentido.
De acuerdo a la especialista en
lengua huaxteca, Ángela Ochoa, (comunicación personal), desde el punto de vista
lingüístico ix es una raíz con la que se construyen palabras que
semánticamente se agrupan en:
1. Lo femenino
2. La acción de la
germinación de las plantas y
3. La acción de
desgranar maíz o desmenuzar.
Todo parece indicar que los autores
que definieron Ixcuina como “Señora del Algodón” –Staub, Lehmann y
Sullivan-, se basaron en el primer significado de ix, pues éste es un
prefijo marcador de “femenino” y que también puede significar “hembra”.
Para ejemplificar la utilización de
este prefijo, cito la palabra ix k’adhaw que Ramón Larsen (1955: 31 y
151) traduce como “guajolota”. Sin embargo, si partimos de este razonamiento,
una posible traducción de Ixcuina, sería “Algodón hembra” o “Algodón
femenino”, pero no “Señora del Algodón”. De esa forma, si bien ix denota
lo “femenino”, no equivale a “mujer”, “señora” y mucho menos “diosa”.
Luego entonces, es posible advertir
que la etimología tradicionalmente aceptada para la palabra Ixcuina,
contiene un alto margen de duda. Es decir, el significado del vocablo como
“Señora del Algodón”, no aprueba el escrutinio lingüístico a que fue sometido
por las reglas gramaticales del idioma huaxteco.
4. Nueva hipótesis
lingüística de Ixcuiname
Ahora bien, durante mi búsqueda en
los diversos Vocabularios huaxtecos, encontré un dato que me pareció de
fundamental importancia. Muy posiblemente la partícula cuina no provenga
de cuynim “algodón”, sino de la raíz cuy, de la cual derivan
palabras tales como cu[y] il (Kwi´il) “flechador” o “arquero” y
el verbo cuynal “flechar” o “apedrear”, y que conjugado en pretérito es cuynenec.
(Tapia Zenteno 1985: 104).
Lo anterior me remitió de manera
directa al pasaje referido del Códice Chimalpopoca, que relata la
llegada a Tula de las Ixcuiname, quienes iban procedentes de la Huaxteca
para implantar el tlacacaliliztli, “sacrificio de hombres por
flechamiento”, que era un rito sangriento de fertilidad. Según la crónica, el acontecimiento
sucedió de la forma siguiente:
“Ya vamos a Tollan; seguramente llegaremos a la tierra y haremos la
fiesta; hasta ahora nunca ha habido flechamiento y nosotras vamos a iniciarlo;
nosotras os flecharemos. Después que lo oyeron sus cautivos (huaxtecas), se
afligieron y echaron a llorar. Ahí empezó este flechamiento (tlacacaliliztli),
con que se celebraba la fiesta de las Ixcuiname, cuando se decía (el
mes) Izcalli.” (Códice Chimalpopoca 1945:13)
Se observa que la
principal función de las Ixcuiname dentro del ritual, sería el
flechamiento de hombres. Es decir, la fuente pone de relieve, antes que
cualquier otro de sus atributos, el papel que juegan las diosas como
flechadoras, incluso como las inauguradoras del sacrificio por flechamiento.
En este contexto,
me inclino a pensar que el significado etimológico de Ixcuiname alude
más al vocablo huaxteco cuynal “flechar” que a cuynim “algodón”.
Así pues, haciendo un análisis de la estructura del término, ix es un
prefijo marcador de “femenino”, que no se traduce como “mujer” o “señora”; como
quedó dicho cuynal significa “flechar” y, por último, el sufijo –me es
un pluralizador del idioma náhuatl. De esa manera, una traducción alternativa
para la voz Ixcuiname sería “Las que flechan” o, en una interpretación
todavía más libre, “Las Flechadoras”.
Ángela Ochoa no
descarta esta posibilidad, aún cuando gramaticalmente el prefijo ix como
marcador de femenino, no se agrega a verbos sino a nombres. Sin embargo, no parece
remoto que la etimología de la voz tenga una mayor cercanía con el
“flechamiento”, que con el “algodón”.
La investigadora
Angélica Baena Ramírez, en un reciente estudio menciona que la traducción aquí
planteada es plausible y apunta:
Aunque muchos autores han seguido con entusiasmo la propuesta de
Sullivan,.. considero que la persistente aparición iconográfica de elementos de
algodón, más que indicarnos que sea la diosa patronal de las tejedoras, podría
estar haciendo referencia a que ella es, como deidad lunar, la diosa del
tiempo, la que “hila” los destinos… [6]
Por su parte,
Rafael Tena, en su Catálogo de Dioses [7] define Ixcuiname
como “las que toman varios rostros”, pero alternativamente menciona la
traducción que aquí se ha dado del vocablo como “Flechadoras”.
Por otro lado,
existe evidencia arqueológica de la Huaxteca que podría convalidar tal
planteamiento. En efecto, los materiales arqueológicos de esa área cultural que
nos permiten ver a Tlazoltéotol-Ixcuina, la muestran como “Diosa
Flechadora”, no como “Diosa Algodonera”.
Al respecto, cabe
destacar la presencia de la deidad en el pectoral de concha que fue objeto de
estudio por parte de Hermann Beyer en 1933 (Ibid), así como el mural huaxteco
de Tamuín, S.L.P., estudiado por Wilfrido Du Solier en 1946.[8] (Ver figuras 1 y
2)
En ambos casos, la
diosa aparece con características iconográficas que nos recuerdan las imágenes
más conocidas de Tlazoltéotl-Ixcuina registradas por los códices de
otras áreas mesoamericanas. Sin embargo, en los materiales huaxtecos, que
posiblemente datan del Posclásico temprano, la diosa es representada con un
yelmo en forma de calavera, en lugar de husos de algodón ensartados en el tocado.
La calavera en la
cabeza representa el inframundo, lo que patentiza su carácter de diosa madre de
la tierra y de la fertilidad. A su vez, en ambas imágenes la diosa aparece
armada con flechas, por lo que queda relacionada al sacrifico humano, específicamente
con el de flechamiento.
De esa forma, las
representaciones conocidas de la deidad en la Huaxteca la muestran como diosa
flechadora que participa, de acuerdo a la interpretación que se le ha dado a la
escena del pectoral, en mitos de creación en compañía del dios Mixcoatl,
también asociado al flechamiento y al sacrificio humano.
En este contexto,
Johannes Neurath [9] señala la
importancia del tlacacaliliztli en la Huaxteca e incluso postula la
probabilidad de que algunos de los rasgos del ritual del flechamiento, hayan
sido adoptados por las sociedades indígenas del sureste de Norteamérica,
durante el periodo Posclásico.
Finalmente, la
nueva hipótesis lingüística del significado de Ixcuiname como “Las
Flechadoras”, en forma alguna elimina el simbolismo de Tlazoltéotl –Ixcuina como
deidad relacionada al algodón, al hilado y al tejido. De hecho, la naturaleza
cuádruple de la diosa, guardaba una estrecha vinculación con esa fibra vegetal
y con los distintos procesos de manufactura de prendas de algodón.
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